More than words

More than words. Sí. Tu palabra es mucho más que palabras, muchísimo más que cualquier libro escrito por el autor más sesudo y sabio del universo entero. Porque no es solamente lo escrito y su significado, es todo lo que lleva detrás: tu Vida, tu Camino, tu Luz que alumbra a los que te escuchamos sentados en el suelo, a tu lado, ansiando cualquier migaja que caiga de tu Mesa, de ese banquete al que estamos invitados y para el que no llevamos un traje demasiado de fiesta o, como poco, no lo bastante limpio y adecuado para estar ante Ti.

Y luego, resulta que te da igual cómo vayamos por fuera, porque lo que de verdad miras es el fondo de lo que te decimos, de lo que te contamos; también Tú miras more than words cuando nos escuchas mirando al corazón.

Este fin de semana necesito más que una explicación, necesito tu consuelo, tu hombro para llorar, ¿por qué? Mejor dicho, ¿para qué te las has llevado tan pronto? Supongo que, como siempre, tus planes los entiendes Tú, que los de aquí abajo no terminamos de saber el motivo de perder a la bondad en persona que era Juani, ni tampoco a alguien tan joven y con tantas ganas de ser feliz como Isabel. El caso es que ya son felices las dos y el cielo es un poco mejor desde ayer… Tú sabes más, pero envía consuelo a los que ahora lloran un hueco tan inmenso en sus vidas. Sé que puedes hacerlo, porque lo has hecho conmigo.

También te pido por quien ha perdido a su padre, que ya había vivido su tiempo, pero no por ello el daño es menor. Algo tan incomprensible y antinatural como la muerte se nos escapa siempre de las manos y del entendimiento y solo deja oscuridad y lágrimas. Tú no quieres la muerte, no la hiciste y por eso viniste a este mundo para terminar con su reinado eterno. Desde tu Cruz, el Hades forma parte de la mitología y ya no existe el reino de los muertos, sino el Reino de los Vivos, donde todo es alegría al lado del Amor absoluto.

Estos tres días han sido un poco  más valle de lágrimas que los demás; unas lágrimas de pena, rabia e impotencia ante la vida perdida a los pocos años de estrenada, pero también de alegría y acción de gracias por haber conocido a esas maravillosas personas, y por el poso de bondad que han dejado en mí. Juani, con su eterna sonrisa y su disponibilidad para absolutamente todo (la distancia en el tiempo tampoco ha supuesto nada entre nosotras), que consiguió reunir a casi todo el grupo joven de la parroquia para decirle adiós y agradecer a Dios haberla tenido entre nosotros.

A Isabel, a la que conocí y con quien hablé pocas veces, pero lo suficiente para conocer el inmenso fondo de bondad y cuántas ganas de vivir y de encontrar esa felicidad que todos ansiamos; luchadora dispuesta a echarlo todo para conseguir sus metas. Recuerdo las conversaciones profundas y nuestra posterior amistad en redes sociales, su preciosa foto en el perfil de Instagram y que nos quedó pendiente un último encuentro, que ya será en el cielo y donde la encontraré plenamente feliz.

A Urbano, padre y abuelo, no lo conocí en persona, pero sí conozco a su hija Maricarmen, una preciosa mujer y madre, con un especial don para sonreír y reírse a carcajadas siempre que nos juntamos. Ánimo, valiente, me puedo poner perfectamente en tus zapatos ahora mismo. Sé que el dolor parece invencible, pero no es así. Tu padre se encargará de hacerte más llevadera la ausencia. Da gracias a Dios por habértelo regalado para padre y disfruta de los mejores recuerdos de él.

Estamos casi en vísperas del día de Todos los Santos, que este año podremos celebrar con tres nuevas incorporaciones a la lista de santos “en zapatillas”, como suelo decir, esos que no tienen peana, pero tampoco la necesitan, porque Dios Padre ya les ha puesto la corona merecida.

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