Experimentos

Y aquí estamos, un domingo más, en casa, tranquila y a las teclas. El silencio es roto por la música, esa eterna siamesa que viene conmigo desde antes de nacer, seguramente. Fin de semana sin televisión gracias a los cambios que se avecinan en casa; esta nueva circunstancia me ha llevado a experimentar nuevas emociones: ver podcasts en las webs de algunas cadenas de televisión y, sobre todo, mucha, muchísima música a mi alrededor, que me está llevando a unas cotas desconocidas de relajación y, por ende, de serenidad y de alegría interior.
Ahora mismo es el saxofón de Dave Koz quien me pone la banda sonora (música de noche, como la calificó mi hermano del alma, ¿te acuerdas?), con ritmo, mucho swing y, en breve, una buena colección de clásicos de siempre, del estilo de "I'll be there", esa maravillosa oda a la amistad. "Siempre estaré ahí", eso es lo que hacen los amigos, esos hermanos de adn diferente que siempre son escasos, porque aquí sí que prima la calidad sobre la cantidad.
Es curioso, cómo el ser humano es capaz de relacionarse con muchos otros seres humanos, pero muy pocos "encajan" en el puzzle propio; son esas piezas que terminan de completar el cuadro de nuestra vida. Sin ellos, la perspectiva no es la misma y se nota de lejos que a la imagen le falta algo, a veces muy pequeño, pero esencial. Son esas personas que nos completan en muchos aspectos, con los que podemos ser brutalmente sinceros, aun a riesgo de perder la amistad, pero que nos lo suelen permitir casi todo. Algo que jamás ocurre con la pareja de amor romántico, ¿curioso, verdad?
Experimentos de fin de semana, situaciones que me han hecho correr de lo lindo y terminar muy cansada, perturbaciones arquitectónicas inesperadas que han provocado cambios de decoración, para mejorar lo que ya parecía estar casi perfecto. Nada es por nada, todo tiene su porqué y su posibilidad de mejorar lo que ya había, por peor que sea ese "algo" que nos perturba en un momento determinado. Pensándolo mejor, resulta que los experimentos son la propia vida, que es, en sí misma, un experimento conmigo mismo, con todos los riesgos que implica el afrontar retos nuevos, nuevos conocimientos y nuevas personas en mi vida. Ya lo he dicho muchas veces, y me reitero ahora, que esto no ha hecho más que empezar a mis taitantos, que me queda muchísimo por vivir y, hasta la fecha, se está cumpliendo y con creces.
Experimentos míos en la tierra, que, al fin y al cabo, siguen los hermosos planes trazados por mi Padre del cielo para mí, para que sea feliz aquí, como anticipo de lo que me espera cuando le vea, por fin, cara a cara. Estamos hechos para ser dichosos ya en la tierra, lo tengo cada vez más claro. Los problemas vienen solos, ¿por qué y para qué ir a buscarlos? Carpe diem, atrapa el día, todo lo bueno que tiene el milagro de un nuevo amanecer, de veinticuatro horas nuevecitas a estrenar, para cada uno. Hay que sacarle todo el jugo posible, usad el exprimidor que tenéis cada uno y vividlo a tope, alegraos y dad gracias a Dios por todo lo bueno que os depara cada día, que, además, trae su propio afán, como dijo Jesús en su estancia en esta bendita tierra que poblamos ahora. Feliz domingo y enhorabuena por la oportunidad que trae este día.

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