El libro
Hace ya unos años, mi padre, después de haber leído uno de mis escritos, me preguntó si no se me había ocurrido escribir un libro. Con bastante vergüenza, le confesé que ese era uno de mis sueños. La sonrisa que me devolvió, dio respuesta a todas las veces que me había preguntado si él estaba orgulloso de mí. No volví a plantearme más cuestiones estériles y tóxicas de esa hechura y comencé a creer más en mí misma.
Aún no he publicado un libro como tal, con sus hojas y su prólogo según los cánones. Sin embargo, llevo ya muchísimas entradas en este blog, que es mi libro particular. El lugar donde, cuando la caprichosa Musa decide hacerme una visita, estampo todo lo que ella me susurra al oído. Bueno, vale, seré sincera: las Musas no existen; son seres mitológicos que los griegos se inventaron para intentar explicar qué es la inspiración que mueve las manos de los artistas.
Yo tengo una inspiración particular: el amor y la paz que habitan mi alma. Ellos son quienes me permiten sentarme a escribir y dejar fluir mi pensamiento sobre las teclas. Eso sí, siempre con alguna música de fondo que me permita concentrarme en lo que voy escribiendo, la mayoría de las veces sin corregir apenas nada, solamente las erratas que provoca la velocidad de mis dedos sobre las letras.
"Summertime" es la que suena ahora mismo; Gershwin es uno de mis favoritos, además de Cole Porter y otros genios que con toda seguridad están en el cielo, porque semejante talento sólo puede ser regalo divino.
La música, esa compañera agradecida y fiel que siempre me acompaña; sea como sea el momento, siempre viene la melodía a la cabeza para ponerle el marco perfecto a ese cuadro de mi vida. Desde que recuerdo, siempre la he amado y siempre he cantado o tarareado algo mientras hacía otras cosas, sobre todo en la casa. La "Rapsodia en blue" es la que ahora casi me hace mover los dedos a su ritmo, qué maravilla de compases y qué preciosa versión hizo Disney en su "Fantasía 2000", dibujando el skyline de Nueva York desde el principio, con ese clarinete que lo inicia todo.
El libro. Todo ha empezado esta vez por el libro. Está pensado y casi preparado, pero aún no es el momento propicio para ello; es algo que sé que llegará, pero aún no. No sé lo que falta, pero sé que falta algo. Mientras tanto, seguiremos expresando alma y vida en estas pequeñas y sencillas líneas. Aunque, por otra parte, de pequeños detalles se construye toda una vida, ¿no creéis?
Aún no he publicado un libro como tal, con sus hojas y su prólogo según los cánones. Sin embargo, llevo ya muchísimas entradas en este blog, que es mi libro particular. El lugar donde, cuando la caprichosa Musa decide hacerme una visita, estampo todo lo que ella me susurra al oído. Bueno, vale, seré sincera: las Musas no existen; son seres mitológicos que los griegos se inventaron para intentar explicar qué es la inspiración que mueve las manos de los artistas.
Yo tengo una inspiración particular: el amor y la paz que habitan mi alma. Ellos son quienes me permiten sentarme a escribir y dejar fluir mi pensamiento sobre las teclas. Eso sí, siempre con alguna música de fondo que me permita concentrarme en lo que voy escribiendo, la mayoría de las veces sin corregir apenas nada, solamente las erratas que provoca la velocidad de mis dedos sobre las letras.
"Summertime" es la que suena ahora mismo; Gershwin es uno de mis favoritos, además de Cole Porter y otros genios que con toda seguridad están en el cielo, porque semejante talento sólo puede ser regalo divino.
La música, esa compañera agradecida y fiel que siempre me acompaña; sea como sea el momento, siempre viene la melodía a la cabeza para ponerle el marco perfecto a ese cuadro de mi vida. Desde que recuerdo, siempre la he amado y siempre he cantado o tarareado algo mientras hacía otras cosas, sobre todo en la casa. La "Rapsodia en blue" es la que ahora casi me hace mover los dedos a su ritmo, qué maravilla de compases y qué preciosa versión hizo Disney en su "Fantasía 2000", dibujando el skyline de Nueva York desde el principio, con ese clarinete que lo inicia todo.
El libro. Todo ha empezado esta vez por el libro. Está pensado y casi preparado, pero aún no es el momento propicio para ello; es algo que sé que llegará, pero aún no. No sé lo que falta, pero sé que falta algo. Mientras tanto, seguiremos expresando alma y vida en estas pequeñas y sencillas líneas. Aunque, por otra parte, de pequeños detalles se construye toda una vida, ¿no creéis?
Comentarios
Publicar un comentario