Traducciones

Acabo de ver una película que no sé calificar con una sola palabra. Hay veces en que los guiones son tan redondos, y los actores que los interpretan te invitan de tal forma a compartir escena con ellos, que irremediablemente causan una huella indeleble en tu corazón. Hacía tiempo que tenía ganas de verla y, sabe Dios por qué, hoy ha sido el día en que la he disfrutado a mis anchas, porque ha tenido de todo: momentos divertidísimos, otros para gritarle al malo lo perverso que es y otros, también, en los que las lágrimas han salido solas.
El título en español es "Criadas y señoras". El original: "The Help". Sin duda alguna, me quedo con el original, porque dice muchísimo más de lo que muestra el filme. No la voy a contar, porque seguramente quienes leéis lo que escribo la visteis en su día o, si os pica la curiosidad, así no os cuento el final. Solamente la situación espacio-temporal: años sesenta, Misissipi, en plena lucha por los derechos sociales de los afroamericanos, una pequeña ciudad endogámica y centrada sólo en su propio ombligo. Y no cuento más.
El efecto que me ha causado ha sido muy grande y no porque yo haya experimentado nada por el estilo, pero sí que me ha hecho reflexionar en los nuevos racismos que hoy vivimos en este mundo nuestro que se llama a sí mismo civilizado. Estamos en el mismo sitio, si no peor que antes, y no porque no seamos capaces o no queramos aceptar a los extranjeros, o a los que son de otra raza o condición social o sexual, sino porque somos (nos meteremos todos) intolerantes en grado sumo con aquellos que no opinan como dicta la mayoría o como se supone que deben pensar según lo que parecen que son. Hay una verdad impuesta acerca de muchas cosas: ideologías, creencias, qué es bueno y qué es malo, etc. y la imposición viene desde ese mal entendido respeto al otro. Yo no puedo expresarme, no puedo decir en voz alta aquello en lo que creo, porque puede ser que otro se moleste si digo lo que pienso en realidad o si disiento de su propia opinión, no digamos ya si me atrevo a llevarle la contraria en su planteamiento. Es como si el gran pecado de nuestros días fuera decir la verdad, la verdad real, pura, clara y cristalina.
Pilatos preguntó a Jesús en el pretorio: "Et, quid est veritas?" y hoy, dos mil y pico años después, estamos todavía dando vueltas a la pregunta. Y como no nos gusta la respuesta correcta, nos inventamos "la corrección en la respuesta", es decir, que acordamos que la verdad es "lo que diga la mayoría", para lo cual ya se encargan los de siempre de colocar estratégicamente en los medios de comunicación los contenidos que ellos desean que se vayan incorporando al acervo de verdades que forman, a modo de puzle ininteligible, lo que es la verdad oficial, consensuada entre todos.
Vivimos y respiramos la traducción de la verdad, de lo que cada uno cree que es verdad y que, de paso, no le moleste mucho para su día a día. Una verdad bonita, que no grite y que se quede quietecita en el mueble, ahí, como un bonito adorno. Luego ya me encargo yo de hacer lo que me parezca en todos y cada uno de los ámbitos de mi consensuada vida con el resto de gente con la que yo me relaciono. Sin destacar demasiado, que no vaya a parecer que pienso y los demás sospechen que tengo criterios propios...
Traducciones, versiones que a veces poco o nada tienen que ver con el original. The Help es una película coral, reflejo de muchas realidades que hoy existen, donde la tarea callada y a veces humillada por los que se creen mejores, nunca sale a la luz. Como en el mito de la caverna, de Platón, nuestra sociedad vive en la realidad de las sombras, contenta, cómoda con su situación que no le complica demasiado la existencia, sin plantearse siquiera que hay una verdad real detrás de esas sombras.

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