I dreamed a dream

La historia de un sueño roto, y una de las más hermosas canciones jamás escritas. Triste y terriblemente bella, como la vida, como mi vida, esa que se rompe y desgasta sin fin ni pausa intentando mejorar cada día, arrancarle una vida a la misma vida, que me mata a cada segundo que existo, y que no para, no se detiene jamás.
Por un momento arriba, y, al siguiente, caída, sí, llorando la pérdida del instante robado, pero viva y palpitando, con el corazón en la mano y el alma en cabestrillo, nadando sin saber, flotando y navegando siempre adelante porque Tú me llevas.
Tu Espíritu de siete llamas infla mis velas e insufla en mi corazón la luz de un millón de soles. Y ahí estoy, enhiesta y firme, soportando como un hoplita espartano el embate del ejército de Jerjes. Cada día son las Termópilas amenazando con caérseme encima. Cada día, la traición de un hijo sin madre me deja vendida ante los persas. Pero no es el final.
No llegará el final hasta que yo misma grite "¡Hemos vencido!" y caiga muerta, exánime tras el Maratón de mi vida. Ojalá digan de mí que he combatido bien mi combate, que llegué a la meta, y así pueda merecer esa corona por la que vivo mi vida, esta vida que es prestada.
No rezo a los Olímpicos, sino al Único que son Tres. Sólo al que es Padre y Madre a la vez, que me puso aquí, me dio un nombre que me define y una mirada color verde esperanza.
A Aquél que un día me presentó a su Único Hijo y del que me enamoré perdidamente al instante. Sin tocarlo, sin verlo ni escuchar su voz, pero sintiendo su caricia en mi alma, su cercanía y su refugio seguro. El que ocupa mis días y mis noches y en el que un día, cuando Él decida, me dormiré, feliz, para siempre.

Comentarios

Entradas populares