Sinuosidades

No se me ocurre otra palabra para describir el sonido de un saxo mientras suena una bossa de lo más soft, warm and... Un sonido que envuelve, acaricia mis oídos, mis ojos, mis manos, toda mi alma y la envuelve con olor a mar y a brisa suave que me recorre entera mientras me siento amada, plena, entera y completamente en paz conmigo y con el mundo.
Pocos ritmos hay que me lleguen tan dentro como la bossa nova. Es suave, cadencioso, te va invadiendo poco a poco hasta que, sin notarlo, te estás moviendo al compás, sola o en compañía de otro, pero mayormente sola, que no necesito a nadie para ponerme a bailar, a dejarme mecer por la música, con los ojos cerrados para que el sentido del oído se concentre aún más... Wave, en la perfecta versión de Jack Jezzro, y después Corcovado, y así hasta terminar la música o hasta que mi amado Morfeo me visite y me invite a bailar en sueños.
Curiosa la música, curiosos los ritmos y curiosos sus efectos en las personas. Reconozco que soy una enamorada de cualquier canción, sea o no bailable, porque tengo un especial don para captar la emoción que surge de cada nota. Hasta hace poco tiempo no era consciente de lo que se puede emocionar una persona gracias a ese regalo de Dios llamado música, hasta dónde puede llegar un aria de ópera, o una simple canción como la que ahora mismo está sonando mientras escribo. Parece que con el tiempo mi sensibilidad se está agudizando, cosa que agradezco a Dios porque me ayuda a la hora de escribir, mi afición más querida y mi don más preciado.
Todo influye en todo, todos los sentidos están interconectados entre sí, de forma que compongan un conjunto de sensibilidades que den lugar a las más profundas emociones: igual que una caricia o un beso puede erizar la piel, lo hace también una canción y lo compruebo cada vez con más frecuencia.
Bendita sensibilidad, que me hace ser más consciente del regalo que significa estar viva, palpitante, con ganas de comerme el mundo y de experimentar cosas nuevas, ahora, a mis cincuentaydós casi recién estrenados.
Una trompeta suena ahora mismo llevando el peso de la melodía, "Blue bossa" es su título, y me cuesta trabajo no subirme a las notas y dejar que me lleven hasta donde ellas quieran. Por ahora, me basta con dejarme caer sobre ellas, y permitir que sea mi alma la que se ponga a bailar con esa trompeta, como dos que se acaban de conocer y sienten que ha saltado la chispa entre ellos. Benditos sentidos, que nos llevan hasta algo más profundo, que no se quede sólo en la superficie... pero por algún sitio hay que comenzar, aunque sea con un baile. Lo demás ya vendrá, si es que tiene que llegar. Por ahora, me dejo abrazar por la música en esta noche de abril en la que, por una vez, no hace frío y se pueden ver las estrellas...Once I loved...

Comentarios

Entradas populares