¿Bailamos?

Tarde de día festivo entre semana, de tropezón le llamo yo, día de lluvia y de viento que se estrellaba una y otra vez contra mi cancela, en una mezcla extraña de percusión y agua. Día de estar en casa, de brasero, música y una preciosa película que me ha emocionado por el contenido y por los actores. Hacía tiempo que podía haberla visto, pero un no sé qué me impedía hacerlo (paranoias y prejuicios varios, supongo) hasta que ayer decidí grabarla y hoy la he visto mientras comía. He de confesar que no pensaba que Richard Gere pudiera bailar tan bien, ha sido una gratísima sorpresa. Y la escena de verle subir por las escaleras mecánicas, rosa en mano y con un impecable esmoquin... de las que te hacen envidiar a la protagonista, con esa envidia verde y mala.
Suena ahora mismo "Unforgettable" y me viene al pelo con lo que estoy escribiendo. No olvidaré la película porque me ha conseguido enganchar hasta el punto de olvidar el móvil y no hacerle caso alguno en más de dos horas. El secreto y sus consecuencias para un matrimonio; una actividad inocente, sin malicia alguna; un hombre que conoce su estado y enamorado hasta los tuétanos de su esposa, decide iniciar una afición como es el baile de salón. Pero no lo comenta con ella, que llega al borde de la paranoia cuando se da cuenta de que algo pasa y de que su marido está cambiando, la hija es la primera en notarlo: "Papá está distinto. ¿En qué lo notas? En que se le ve más contento". De inmediato, los ojos de susto y esa cabecita que empieza a dar vueltas y a pensar siempre en lo peor.
Esos secretos que guardamos, y que a veces no reúnen siquiera los mínimos requisitos para ser acreedores de tal calificativo, pueden llegar a ser un gran problema en la pareja. En la película consiguen solucionar el tema y mejor que bien, pero es una ficción y, por desgracia, en la vida real los secretos no suelen ser tan inocentes y las consecuencias tampoco suelen ser buenas. De ahí que lo mejor es ir siempre con la verdad por delante, hablar con el otro con la confianza que da la amistad pues, al fin y al cabo, una relación comienza con una amistad, ¿no?
Es básico tener confianza para hablar con el otro de cualquier tema que nos pase por la cabeza, de cualquier circunstancia que se dé en nuestro día a día: "Oye, que le han quedado siete al niño. ¿Le echamos de casa o le ponemos un profesor?". Hablar, comunicar al otro, es esencial y, como casi todo en la vida, también debemos aprender a hacerlo y se aprende practicando, no hay otro modo de hacerlo. Igual ocurre con el baile, así aprende el Sr. Gere en la academia de la Srta. Mitzi: practicando con otros dos hombres, que son de lo más divertido de la película. Por cierto, no he dicho el título: "¿Bailamos?"

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