Motivos técnicos

No creo que haya sido sólo culpa suya, de la técnica, digo. Mi móvil lleva tiempo haciendo el vago, y lo compré en febrero... en fin. Esta tarde tenía ganas de escribir algo breve, no necesariamente tenía que ser una entrada en el blog, pero... motivos técnicos me han llevado a decantarme por este medio, ya que el facebook apenas funcionaba en mi otro dispositivo, como se dice ahora. Pero a lo que voy.
Una marioneta tocaba el piano en una de las principales calles comerciales de mi ciudad, una melodía lenta y hermosa que obligaba, cuanto menos, a aflojar el paso de los frenéticos que transitábamos el lugar. Un piano, sólo una grabación de piano y ha pulsado el botón, ese interruptor interior que tengo a flor de piel, y ha surgido el pensamiento, la idea... y he mirado al cielo. Nubes en forma de jirones, apenas blancas porque apenas eran nubes, porque no tenían valor de tapar el cielo azul intenso de la tarde jaenera, cuando ya las calles empiezan a poblarse de flores de pascua, abetos y las tiendas cuelgan ya sus adornos del tiempo de compras, porque la Navidad, perdonad que os diga, es otra cosa.
En esa calle me he encontrado con una vieja amiga, de hace muchos años y que, por "casualidades de la vida" he reencontrado no hace muchos años. Se ha alegrado de verdad al verme: "¡Hija! ¡Cómo estás en el facebook! ¡Te lo leo todo!"; le he regalado mi mejor sonrisa de las cinco de la tarde y le he dicho: "Soy feliz. Como jamás lo he sido". Y ella, se ha emocionado y me ha dicho un "Se te nota", que le ha salido del alma. "¡Pues esto no es nada! Pienso hacer como decía Buzz Ligthyear: "¡¡Hasta el infinito y más allá!!". Con una gran sonrisa nos hemos despedido, como en una película con banda sonora de piano tocado por una marioneta que se ganaba así la vida.
Según iba yo ralentizando mi paso para escuchar esa preciosa melodía, mirando al cielo de cuando en cuando y enfilando mi calle, el repiqueteo de mis tacones se ha ido imponiendo al piano y, al mismo tiempo, una idea, una entusiasta afirmación ha surgido en mi alma: "¡Tienes suelo, pero no tienes techo!". Mi Angelillo, siempre a mi lado, siempre conmigo, de mi mano, de mi brazo o rodeándome por la cintura es quien me la ha dicho, ¿quién iba a ser si no? El que cada mañana me alienta para levantarme a hacer lo que debo hacer, el que se ha encargado de que mi móvil se ponga en modo "no me apetece" para obligarme a sentarme ante el ordenador.
Motivos técnicos, otra excusa más de mi amado Padre Dios para hacerme un regalo con banda sonora.

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