I'm still here

Canta a estas horas de la noche mi admirada Streisand, cuando ya los ojos se van rebelando contra mí, recordándome que a estas horas debería estar pensando en irme a dormir y descansar después de un día larguísimo como todos los últimos vividos desde hace un par de años, pero, lo siento, chicos, I'm still here, y aquí que me quedo, escribiendo.
Echaba de menos escribir en el blog, pero la vida no me da para más, que es la excusa que uso con más frecuencia en este vertiginoso ciclo de mi vida... but still I'm here!
Porque escribir es mi vida, mi don, mi regalo precioso venido de Dios; desde que recuerdo he devorado tebeos, novelas juveniles y luego ya clásicos de la literatura española y extranjera. Bendita filología, bendito amor a las palabras, a los juegos con ellas, a la más hermosa poesía jamás escrita, a tantas y tantas aventuras narradas por tantos y de tantas formas.
El lenguaje, ese magnífico don de Dios para los hombres y tan maleable y manejable, capaz de decir tantas cosas y de significar muchas más... Ese regalo que es el ser capaz de encadenarlas, de forma que suenen como la música, que guarden un ritmo y que tengan tal compás que las haga inigualables, sentimentales, emocionales o incluso terroríficas, para los amantes del género de pasar miedo por gusto.
Mis experiencias tanto en el trabajo como fuera de él me dan muchos temas para escribir, y prueba de ello son muchas de las entradas de este blog en el que me descargo a veces de lo que vivo, pienso, siento y creo.
Estos días de marzo están siendo de lo más ajetreado y por eso es que he optado por volver a lo que llamo la "era Guttenberg", es decir, estoy escribiendo a mano; unas viejas agendas me están sirviendo de soporte a lo que se viene desde las musas o desde lo más hondo del corazón. Ya las pondré en orden y terminarán aquí... ¿quién sabe? Igual estoy haciendo, sin saberlo, lo que será ese libro que me están pidiendo algunos amigos. Al fin y al cabo, se podría decir que vivo de escribir, porque en mi trabajo cada vez me toca pasar más tiempo poniendo por escrito las vivencias, la vida, de otros; redactar historias vividas en tercera persona...
Se podría decir que son novelas tan realistas que superan a la mejor de las ficciones; retazos de corazones buscando quien los pueda remendar y recomponer de nuevo, que acuden a mí como quien va a que le suturen una herida. Pero éstas son más profundas, mucho más hondas y dolorosas, siempre lo son. Sin embargo, eso no quiere decir que no tengan arreglo; sólo hay que buscar una solución específica para cada una, y de eso sabe mucho mi Padre Dios: arreglar lo que estaba roto, porque "no necesitan médico los sanos, sino los enfermos". Esa es la gran tarea que tenemos por delante los que nos llamamos cristianos, los que decimos que queremos seguir a Jesús, andar por sus mismas huellas, aunque con resultado dispar. A pesar de todo, de sabernos limitados, torpes y con pocos recursos, tenemos el mejor de todos: la fe firme y la voluntad de seguir adelante, pues contamos con la ayuda de Dios; Él es quien guía mis manos en el trabajo, quien, cuando estoy cansada, me pesan los ojos y creo que no puedo dar un paso más, me mira, se sonríe y, con un tono casi burlón, pero lleno de cariño me dice: "¿Cansada? But still I'm here!"

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