Queridos Reyes Magos:

No quiero que penséis que ya estoy escribiendo la carta para el año que viene. Esta carta es de puro agradecimiento, desde lo más hondo de mi corazón, por todos los regalos que me habéis hecho este año.
Como bien sabéis, hace muchos años que no os escribo (y os pido perdón por ello), ni siquiera para interesarme por vuestra salud, que espero sea buena y que ya os hayáis recuperado del reparto del otro día. La razón de no pediros nada desde hace tanto tiempo es que no me gusta presionar a nadie con "¡mira qué cosa más bonita!", mientras con mi dedo señalo algo en un escaparate o catálogo. Dejé de escribiros y también de esperar regalos en vuestro día justo en aquel año en que, por haber pedido algo concreto, tuve que acompañar a un ayudante vuestro de lo más torpe a la tienda a comprarlo. Desde entonces pensé que, como dicen por aquí, para poca salud ninguna, y decidí no pedir nada; así, si tenía algún regalo, como era algo inesperado, siempre me hacía ilusión aunque fuera algo de lo más inútil o a quien le hiciera ilusión fuera al que se encargó de pedíroslo.
Reconozco que la espera previa a vuestro-mi gran día de Reyes es algo que me encanta, ese no saber quién se ha acordado de pediros algo para mí tiene su aquel y también el que yo os pida algo concreto para alguien muy concreto. Este año pasado ha sido algo así, pediros algunos regalos, muy pocos, para muy pocas personas concretas y esperar a ver sus caras cuando los desenvolvieran, ha tenido mucho de ilusión y de alegría.
Sin embargo, lo mejor de todo ha sido el haber acertado con todos y cada uno de ellos: caras de sorpresa y de alegría y muchos "¡qué bien, lo que yo quería!" o "¡qué bien me viene esto!", ha sido lo mejor de todo. Ése ha sido mi mejor regalo de vuestra parte; desde lo más hondo de mi corazón un sonoro beso y un "gracias" de lo más sentido.
Junto a esa sensación, la emoción de saberme querida por mi familia y mis amigos, por una tarde inolvidable de merienda con roscón y calabaza, por todas las sonrisas, risas, abrazos y besos recibidos y repartidos en ese día, han hecho de mi día de Reyes, algo para recordar durante mucho tiempo.
Queridos Reyes Magos, hace muchos años vosotros seguisteis una estrella y os encontrasteis con el Amor hecho hombre y desde entonces nada volvió a ser igual ni para vosotros ni para el resto del mundo. Yo también encontré la estrella hace muchos años, pero no estaba en el firmamento, no. La tenía en casa y era mi madre, que me señalaba el camino donde estaba el amor, en el Portal de Belén cada Navidad y también cada noche, cuando, sentada en mi cama, me enseñaba a rezar aquel "Cuatro esquinitas tiene mi cama...". Ella me enseñó dónde estaba el Amor y vosotros, este año, me habéis enseñado también todo el amor que me rodea. Gracias de corazón y que, allá donde esteis descansando de estos días de tanto trabajo, os bendiga el Amor, ése que descubristeis y visteis aquella noche santa.

Comentarios

Entradas populares