Mi banda sonora favorita

Seguimos con la música, uno de los mayores regalos de Dios a mi persona: mi profundo amor por la música y la capacidad de sentirla por todos los poros de mi piel, sensible hasta la médula y enamorada de cada una de las notas que conforman una melodía, porque es uno de los caminos que me llevan hasta Dios.
Todas las películas tienen una banda sonora, a veces más famosa y recordada que el propio film, pero es así. Hace un par de días pude ver en televisión el homenaje a John Williams, uno de los mejores compositores de bandas sonoras de la historia de Hollywood; en él, Harrison Ford fue uno de los actores que salió al atril; fue divertido ver cómo la música de "Indiana Jones" le acompañaba al acercarse para hablar y que su primera frase fuera: "¡Esa puñetera música me persigue donde quiera que voy!". Ésa es una banda sonora de más trascendencia que las propias películas.
Pues lo mismo ocurre con mi propia banda sonora. Todos tenemos una, el quid de la cuestión es darnos cuenta de que está sonando siempre, que nunca se para y que está hecha ex profeso para cada uno de nosotros, teniendo en cuenta nuestra forma de ser, carácter y gustos particulares. A cada uno nos sienta como un guante, pero por desgracia no todos tienen los oídos abiertos para escucharla, a veces porque no se dan cuenta a causa del ruido constante que puebla nuestras vidas, de las preocupaciones que no nos dan tregua y nos impiden pararnos cinco segundos a descansar. Creo que es necesario pararnos, ahora que comenzamos el año, para hacer un pequeño descanso y ver en el horizonte el año que se nos presenta, mirando con optimismo porque sólo llevamos nueve días y bastantes han sido de fiesta.
Pero voy a lo que iba antes: la melodía que me acompaña día y noche en mi vida, que me consuela en los momentos de bajoncillo y que me anima aún más en las alegrías. Es la canción que me llena, me soporta, me sostiene, me ama y amo profundamente, me ayuda a escribir desde el oficio más formal en mi trabajo, al chascarrillo en el whatsapp o la entrada en este blog.
Sus notas, armonías y compases dan ritmo a mi vida, llevan mis pasos por este baile que es vivir en estos tiempos tan convulsos y siempre, siempre, más que bailar conmigo, me hace flotar sobre todo lo que me ocurre, sea bueno o malo.
La música que me lleva va cambiando en momentos y tempos, pero la letra de la canción siempre es la misma. Es la declaración de amor más hermosa, profunda y verdadera de todos los tiempos, la que me hizo el compositor en persona, la que cada día me renueva y yo también renuevo con él, la de la entrega sin reservas, la de la profundidad de una mirada insondable clavada en mis ojos, la certeza absoluta e inconmovible del mayor amor de todos los tiempos, porque para él no existe tiempo ni espacio, ni longitud, ni latitud, sólo Amor, el amor por mí, para mí, conmigo y a pesar de mí.
La banda sonora de mi vida es el susurro de Dios declarándome su amor.

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