El primero del año

Sólo llevamos medio mes del año y ya estamos de fiesta, ¡no nos perdemos una! ¡lo que nos gusta una celebración!
Pues sí, hoy es, además de domingo, fiesta grande en mi grupo de hermanos de mesa y mantel. Hoy, uno de nosotros, cumple años y esta entrada es precisamente mi regalo para él. Nada que se pueda comprar o guardar en un armario puede llenar el corazón de ninguna persona, así que creo que ésta es una buena y bonita manera de desearle lo mejor para este año que culmina en su vida y para el que empezará mañana, así que, ¿por qué no lo celebras, dilecto amigo, tomándote las uvas esta noche? Hoy es tu nochevieja, preludio del día nuevo que empezará mañana y te traerá un año nuevo para tu vida.
Hay personas a las que no les gusta cumplir años, se deprimen y hunden en su propio abismo, pensando en que el año es otro ladrillo más en su mochila, que cada vez se hace más y más pesada y les impide mirar hacia arriba. Creo que no hay que ponerse así; el tiempo pasa nos guste o no, así que ¿por qué no tomárselo con calma y filosofía? A mí, supongo que porque soy un bicho raro, me encanta cumplir años, es mi "reina por un día" del año y el momento en que hago balance de esos 365 días pasados y pienso en los que tengo por delante, si Dios quiere, claro. Este año en concreto, si fuera de los que se deprimen, me tendría que esconder debajo de la cama a llorar, porque me cae en viernes de cuaresma, con lo que la celebración se trasladará convenientemente a otro día para poderla hacer como Dios manda y rigen los cánones.
Pero no soy yo la protagonista de esta entrada sino tú, dilecto y políglota amigo, siempre en movimiento, de viajes para un lado y para otro, que de vez en cuando recalas en esta mi preciosa ciudad y podemos vernos mientras degustamos unos buenos caldos con sus correspondientes viandas. No recuerdo cuándo nos conocimos, y mira que tengo buena memoria, pero no acierto con el momento concreto, ni siquiera con el año, así que en lo que respecta a ti, tengo que hablar de "descubrimiento", de ese momento en que empezamos a hablar de algo más que trabajo, porque ahí, en mi bendito despacho, fue donde te recuerdo siempre. Después, según fuimos ganando en confianza, ya nos vimos en otras reuniones fuera de él, pero siempre dentro del hermoso mundo del derecho canónico. Sí recuerdo un simposio concreto en que hablamos más de lo habitual y creo que fue a partir de entonces cuando nuestra amistad se robusteció y arraigó más profunda.
Desde entonces, somos amigos en redes sociales y en redes reales, en ese maravilloso grupo de "ceneros" y amantes de la buena cocina y la buena bebida que nos reunimos una vez al año en asamblea plenaria y varias veces en petit comité, casi siempre tú y yo porque los demás tienen una agenda que les lleva a ellos en volandas y no hay forma de coincidir fuera de esa convocatoria anual.
Felicidades, queridísimo amigo, muchas felicidades en este tu cumpleaños y que Dios te regale muchos años más siendo tan genial como eres, porque así te disfrutaremos los demás.
Un abrazo desde el corazón.

Comentarios

Entradas populares