A estrenar

A estrenar. Nuevecito, sin manchas, sin malos rollos, sin prevenciones ni prejuicios. Así nos ha regalado el Señor este 2017, a ver cómo lo dejamos de manchas, líos, problemas, enredos, malos entendidos, refunfuñes innecesarios... todas esas cositas de las que los humanos somos capaces de crear en un segundo y que nos hacen la vida un poquito más difícil cada día.
En fin, pero ese no es mi talante y estoy disfrutando de un primero de año en casa, en el más amplio, largo y profundo sentido de la palabra. Con la calidez que emana de esa foto que acabo de poner en mi perfil, sentada y escuchando "Summertime" al clarinete de Acker Bilk, y pensando en todos los mensajes que he recibido felicitándome el año nuevo... Más o menos de troquel, excepto uno que me ha llegado al corazón, porque era la imagen de una familia de fiesta. Gracias, amigo, por esa preciosa felicitación.
Empieza el año y se acaban mis vacaciones, y han estado mejor que bien porque me han servido para descansar, relajarme y mirar hacia atrás -no como la mujer de Lot- con nostalgia agradecida a un año que ha sido bueno, muy bueno diría yo, porque el Señor me ha bendecido espléndidamente con muchos regalos de los que se quedan anclados al corazón y te sacan una sonrisa cuando te vienen a la memoria.
No espero nada extraordinario de 2017, sólo que el Señor me siga ayudando cada día, cada instante, en cada momento en el trabajo y en casa. Pero para mis amigos, mis hermanos del alma, le pido a Dios que en 2017 no dejen nunca de sonreír, de disfrutar del sol en la cara cada día, de dar gracias porque cada momento en casa es un regalo de Dios, porque tienen trabajo (aunque les traiga de cabeza, pero lo tienen), porque Dios les ha regalado una familia maravillosa... por tantas cosas que damos por sentadas y no apreciamos del todo. Chicos, para mí, "nigth and day you're the one" (¿adivináis qué escucho?).
Nuevo, a estrenar, ¿no os llega el aroma a nuevo de este día 1? Santa María, Madre de Dios. No hay mejor fiesta para empezar el año: la santísima Maternidad de María Santísima, el mayor y mejor regalo que Dios nos pudo hacer jamás: una hermosa joven, con una fe que ya la querría yo para mí, aceptó el mayor de los encargos, con las mayores dificultades posibles, pero fiada completamente en Dios.
Que Santa María, Madre de Dios, ejerza también su maternidad con vosotros y os acompañe en este 2017, en cada dificultad y en cada alegría.

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