Mil milagros al día

Se termina un día de lo más ajetreado para mí. Muchas emociones se han acumulado, han subido y bajado por mi alma, que se ha convertido en una montaña rusa de la mañana a la tarde y a la noche. El resultado, un cansancio que hacía tiempo que no tenía encima; ni me acordaba de esa sensación de que te duelen todos y cada uno de los músculos de tu cuerpo, algunos incluso desconocidos hasta la fecha.
Pero al mismo tiempo que siento cansancio, siento paz, una paz infinita que me inunda el alma y me relaja el cuerpo según la voy dejando poseerme. ¡Que te duermes, Lola! No. No es que me esté durmiendo, es más, ahora mismo sería incapaz de dormirme, precisamente por lo cansada que estoy.
Es la paz del alma en comunión con la vida propia, la que, al final del día, se sienta un rato delante del Señor y le escribe con su viejo ordenador, y le dice: Gracias, Señor. Todo está bien; todos y cada uno de los átomos de mi cuerpo y de mi alma están bien; todo es como tiene que ser y está bien que sea así. Por ello te doy gracias, porque hoy he asistido a una cariñosa despedida a un amigo que se ha ido a tu lado, a gozar de tu eternidad, de tu cálido abrazo (y bien que se lo merecía, tú lo sabes porque no le has dejado solo ni en su más angustiosa soledad). Y eso ha estado muy bien, me has permitido despedirme de él en comunidad, en Iglesia, en un silencio que se podía cortar mientras escuchábamos a nuestro Padre y Pastor hablar de la misericordia de Dios y de todo lo que significa ser sacerdote de Cristo, en Él, con Él y por Él. De la renuncia que implica entregarlo todo por todos, serlo todo para todos aun cuando las fuerzas te están fallando y sabes que se acerca tu final. Gracias, Señor, por los sacerdotes, esos valientes que tienen los corazones tan grandes que todos cabemos dentro de ellos; que son humanos y que necesitan mucho de nuestra oración y de nuestra ayuda constante. Envíanos pastores, Señor, según tu corazón.
Pero el día no se ha terminado ahí, ni mucho menos. He tenido la alegría de compartir comida con mi familia; risas, viandas, recuerdos antiguos y muchas más risas. Gracias, Señor, por la familia; esa cuna en la que nacemos y de la que dependemos toda la vida, por poco que nos guste. ¡Ay, la familia! La de disgustos y la de alegrías que nos da. Gracias también por estos momentos, que deberíamos apreciar más y dejarnos de chismes, dimes y diretes que sólo traen conflictos y dolor.
También me has regalado unas buenas risas con una amiga reciente, que empezó como todas las cosas buenas que me ocurren gracias a ti. Entré a comprar en su tienda y llevamos varios años ya de amistad y, sobre todo, de risas y de hablar de Ti, me encanta poder hablar de cuánto te quiero y te necesito a mis amigos, porque no se asustan ni se asombran de oírme hablar de Dios y de estar enamorada de Cristo, supongo que porque me ven los ojos de pava que se me ponen cuando hablo de Ti...
Y he terminado en mi segundo hogar: tu casa. Una reunión de compañeros de parroquia y luego, lo mejor de todo, un rato contigo, delante de Ti. En silencio, como a mí me gusta, mirándote a los ojos y, tengo que decírtelo hoy, ¡vaya cómo me estás mirando últimamente! Me encanta sentirme amada por ti, querida por ti. Quedarme embobada mirándote, ahora que consigo hacer silencio en mí, cuando ya se han terminado los líos del trabajo (por cierto, gracias por las inspiraciones que me envías para cuadrar fechas, que hoy han sido de traca), o al menos se han aparcado hasta el lunes.
Mil milagros al día, esa es mi vida contigo. Mil acciones tuyas que veo y que no veo pero que siento a mi alrededor. Gracias. El día declina ya y en casa todo es tranquilidad, paz y sosiego.
Sólo una última cosa, Jesús: Te amo y te prefiero a mi vida. Como esta vida presente no es nada, te ruego, te pido que me ayudes a hacer todo lo posible para pasar contigo toda la vida que me tienes reservada. Pongo tu amor por encima de todo y nada me será más penoso que no tener los mismos pensamientos que tú tienes. (Ya sé que no es mío, pero S. Juan Crisóstomo me lo presta sin problema).

Comentarios

Entradas populares