La foto

Por fin la he puesto. Esta semana ha podido ser y ya está en su lugar, en lo más alto de mi biblioteca. Es una foto con mucho fondo; no es especialmente artística, pero en sí misma encierra el origen de una de mis mayores alegrías: Benditas cenas.
Hace ya unos meses, una de mis "mosqueteras" me regaló un marco de fotos muy bonito y original: "Para una foto en la que estemos las cuatro. A ver si nos la hacemos", fueron sus palabras. Por supuesto, la vida nos ha arrollado como siempre y no hay forma de que nos juntemos las cuatro o, en tal caso, de que nos acordemos de hacernos la foto. Nada que no suela suceder en esta vida que nos lleva por delante con demasiada frecuencia.
Pues resulta que el otro día, pensando y pensando, me dije a mí misma: "¡Pero si ya tenemos foto!"; me puse a buscar entre mis recuerdos y apareció ella, en mi carpeta del ordenador, con su nombre y fecha: "Amigas. 23-12-2014". ¡El origen de todo!
Ese día, víspera de Nochebuena de 2014, fue la primera comida juntas en mi nueva casa, recién instalada yo, recién estrenada mi nueva vida y recién estrenada también una ilusión infinita ante la aventura que suponía la vida para mí desde entonces.
En la foto están tres; mejor dicho: se ve a tres de nosotras, mis hermanas y compañeras de fatigas dentro y fuera del trabajo. Yo también estoy, detrás de la cámara, pero estoy. Y he descubierto que ahí está mi sitio también, detrás, ayudando, rezando, queriendo, amando y dándolo todo por los míos; pero sin que se me vea. Es el mejor sitio del mundo, porque puedo participar de sus alegrías, viendo el brillo en sus ojos, sus sonrisas (en la foto están las tres que tiran de espaldas, de la alegría que se ve en sus rostros); también puedo estar en los malos momentos, sujetando y apoyando, ayudando a que no se tambaleen demasiado, o tendiendo la mano para que se puedan levantar y seguir adelante con sus vidas.
Estar detrás te da perspectiva de las cosas, porque puedes verlas mejor en la distancia. Es un poco el sitio de las madres, que se afanan siempre en preparar las cosas para que no falte un detalle en la fiesta del hijo, en resumen, para facilitarles la vida. Ayer vi en facebook el vídeo de una chica que hablaba de la "mujer invisible" y le di toda la razón: estar detrás no significa que no seas tenido en cuenta, o que valgas menos, o que seas invisible para el mundo. Estar detrás significa que tienes la seguridad de que hay Alguien que sí te ve y te tiene en cuenta, que te ayuda para que sigas ahí, respaldando a los que quieres; sintiéndote muy orgullosa de cada logro suyo y más que feliz cuando los ves felices a ellos.
Estar detrás es el mejor sitio del mundo porque puedes disfrutar como nadie de la felicidad de aquellos a los que quieres. Me pido ese sitio; ahora que lo pienso, siempre he estado ahí, seguramente porque ése es mi lugar en la vida. Además, cuando te sientas detrás, siempre tienes a Dios a tu lado, porque él también está ahí: detrás de ti.

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