Ilusión

¡Qué importante es la ilusión! Esta tarde una buena amiga me ha estado hablando de ello, y he de decir que tiene toda la la razón. No me refiero a la ilusión de un niño en la noche de Reyes, no, sino a la ilusión de un adulto; ese sentimiento que nos empuja a embarcarnos en cosas grandes pero no en quimeras. Esa alegría con la que iniciamos cada proyecto nuevo y que, si no espabilamos, se apaga igual que se puede apagar el amor.
Hay personas que gastan toda la ilusión a las primeras de cambio, que sufren lo que algunos llamamos "el efecto gaseosa", porque enseguida se les va la fuerza -a veces por la boca- y al final no terminan lo que empiezan.
Otras, recién entradas a ese nuevo trabajo que tanto les gusta, hacen sus proyectos de tareas, formación permanente, horarios, modos y maneras, etc. Todo muy bien estructurado, tan bien que en cuanto surge el contratiempo que se sale del esquema, se vienen abajo y toda la "estructura" resulta tener la solidez de un castillo de naipes.
También se da el caso que aquellos que emprenden con ilusión -de la buena- un nuevo camino en su carrera y siguen ilusionados durante un tiempo, pero se van cansando poco a poco sin saber muy bien el motivo, y llega un día en el que se dan cuenta de que no saben por qué hacen lo que hacen y de lo cansados que están de estar ahí.
Luego, hay otras personas que tienen la ilusión anclada fuerte en su corazón, en un corazón que descansa en la firme roca que es Dios, Padre providente y, sobre todo, misericordioso y amante de sus hijos. Esa ilusión no se basa en la novedad del encargo o del trabajo, se basa en el hecho de saberse hijo de Dios ¿nada más? ¡¡Nada menos!!. El saberse hijo de Dios es fundamento fuerte, cimiento firme para cualquiera que ande por la tierra. Hablo de mi caso concreto, ¿para qué ir más lejos?
Hay gente de mi entorno que me ha preguntado si no me aburro en el trabajo, que es "siempre lo mismo". ¿Lo mismo? En absoluto, cada día es distinto, tanto como las gentes que conozco. ¿Que siempre vienen con los mismos problemas? Para mí todos son distintos y como tales los trato.
Mi ilusión nace de saber que es en mi sitio en la tierra donde me encuentro cada día con Cristo: en mi despacho, en cada persona con la que me cruzo y me da los buenos días, en cada sonrisa que echo a quien sea o en la que recibo...
Soy hija de Dios y muy feliz y contenta de serlo, diría más,orgullosa de saberme de tan buena familia y ascendencia.
Tengo mucha ilusión por mi trabajo, cada mañana, cada día es diferente y tiene sus propios milagros, sus propios afanes y para cada uno de ellos el mismo Dios me ofrece una solución distinta. Hoy, sin ir más lejos, necesitaba yo que me hablaran sobre la ilusión en el trabajo, sobre la grandeza de ser hija de Dios y, mira tú por donde, lo he conseguido.
Y mañana, a ver qué me depara el Señor, que seguro que será algo mejor que bueno.

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