Entrar al trapo
Estupendo símil taurino para indicar que una persona le hace el juego a otra justo como ésta otra quiere que se lo haga. Estoy ahora mismo como dice el gobierno que no hay que legislar: "en caliente". Resulta que a un buen amigo mío le están tocando la moral a base de bien por la simple razón de que hay un tipo que no puede salirse con la suya, tal y como es su más ferviente deseo y ansia viva.
Como sabe que no le van a salir las cosas como él quiere, está revolviéndose como un manso y atacando como un toro herido contra las tablas. ¡Ea, que una está hoy para cortar orejas y rabo!
Hay que ver cómo somos los míseros mortales, sobre todo cuando no nos dan el capricho o el juguete que queremos... removemos Roma con Santiago, buscamos y rebuscamos hasta los rincones más recónditos del otro para buscar trapos sucios y, si no los encontramos -porque no puede haberlos- pues nos los inventamos como sea. Liamos a un amiguete que dice que "entiende de esto" y, ¡hala! como el papel no se enfada con lo que le pongan encima, nos inventamos una serie de historias para que nuestro "enemigo" no duerma tranquilo durante un buen tiempo.
¡Pobrecitos! No saben que, aunque tengan muchas penúltimas palabras, la última no es de ellos, sino de Dios y Él, como dice mi santa y sabia madre, "no se queda con nada de nadie". Puede parecer que las cosas pintan muy mal, que esta vez no nos toca ganar, que los malos siempre son más astutos que los buenos (y bien que se demuestra cada día en los periódicos, que quitando los desastres naturales, los demás son todos humanos y nada naturales), que.... Al final, el mal termina por devorarse a sí mismo y no hace falta esperar siglos para verlo.
Lo que sí es cierto es que ante este tipo de personas y de tejemanejes, es imprescindible no entrar al trapo, no hacerles el juego, porque entonces sí que están a sus anchas y pueden hacernos perder el equilibrio a nosotros. Por más trabajo que nos cueste, debemos mantenernos en nuestro sitio, sin perder la paciencia y, menos aún, el ánimo. No está de más ponerse a rezar a la Santísima Virgen, que guardaba todas las cosas y las meditaba en su corazón, para que ella nos ayude a entender o a aceptar sin entender lo que nos está pasando, todos esos golpes que nos están cayendo sin saber por dónde ni a causa de qué o de quién. Al mismo tiempo, como dice otro refrán: "A Dios rogando y con el mazo dando", hay que buscar también la manera de conseguir que ese otro que nos está haciendo la puñeta, deje de hacerlo, y, si es posible, de manera pacífica, de forma que no nos pongamos a su altura. Hay muchas maneras de hacer las cosas y, cuanto más tranquilas, pensadas y meditadas, mejor.
Para algunos es muy difícil aceptar que hay personas que no piensan como ellos, que no actúan como ellos esperas o quieren que actúen y, en lugar de pararse a pensar y caer en la cuenta de la bendita diversidad de personas que nos rodea, ese tipo de personas se enfadan muchísimo porque esto no sale como ellas quieren y, como niños de dos años, cogen tremendas rabietas emprendiéndola a golpes con todo lo que les rodea.
Me viene un refrán que dice: "Del agua mansa me libre Dios, que de la otra ya me encargo yo"; bueno, pues a ponerlo en práctica. Según voy escribiendo, me viene la tranquilidad a los dedos; nada como expresar lo que una siente, para quitar oxígeno al fuego y que éste se apague. Queda el rescoldo, sí, pero no deja de ser una fuente de calor para mantener despierta la inteligencia y esa astucia que ya nos dijo el Señor que nos sería necesaria en la vida, porque los de las tinieblas siempre son más astutos: "Sed cautos como palomas y astutos como serpientes". Puesssss esssssoooo.
Como sabe que no le van a salir las cosas como él quiere, está revolviéndose como un manso y atacando como un toro herido contra las tablas. ¡Ea, que una está hoy para cortar orejas y rabo!
Hay que ver cómo somos los míseros mortales, sobre todo cuando no nos dan el capricho o el juguete que queremos... removemos Roma con Santiago, buscamos y rebuscamos hasta los rincones más recónditos del otro para buscar trapos sucios y, si no los encontramos -porque no puede haberlos- pues nos los inventamos como sea. Liamos a un amiguete que dice que "entiende de esto" y, ¡hala! como el papel no se enfada con lo que le pongan encima, nos inventamos una serie de historias para que nuestro "enemigo" no duerma tranquilo durante un buen tiempo.
¡Pobrecitos! No saben que, aunque tengan muchas penúltimas palabras, la última no es de ellos, sino de Dios y Él, como dice mi santa y sabia madre, "no se queda con nada de nadie". Puede parecer que las cosas pintan muy mal, que esta vez no nos toca ganar, que los malos siempre son más astutos que los buenos (y bien que se demuestra cada día en los periódicos, que quitando los desastres naturales, los demás son todos humanos y nada naturales), que.... Al final, el mal termina por devorarse a sí mismo y no hace falta esperar siglos para verlo.
Lo que sí es cierto es que ante este tipo de personas y de tejemanejes, es imprescindible no entrar al trapo, no hacerles el juego, porque entonces sí que están a sus anchas y pueden hacernos perder el equilibrio a nosotros. Por más trabajo que nos cueste, debemos mantenernos en nuestro sitio, sin perder la paciencia y, menos aún, el ánimo. No está de más ponerse a rezar a la Santísima Virgen, que guardaba todas las cosas y las meditaba en su corazón, para que ella nos ayude a entender o a aceptar sin entender lo que nos está pasando, todos esos golpes que nos están cayendo sin saber por dónde ni a causa de qué o de quién. Al mismo tiempo, como dice otro refrán: "A Dios rogando y con el mazo dando", hay que buscar también la manera de conseguir que ese otro que nos está haciendo la puñeta, deje de hacerlo, y, si es posible, de manera pacífica, de forma que no nos pongamos a su altura. Hay muchas maneras de hacer las cosas y, cuanto más tranquilas, pensadas y meditadas, mejor.
Para algunos es muy difícil aceptar que hay personas que no piensan como ellos, que no actúan como ellos esperas o quieren que actúen y, en lugar de pararse a pensar y caer en la cuenta de la bendita diversidad de personas que nos rodea, ese tipo de personas se enfadan muchísimo porque esto no sale como ellas quieren y, como niños de dos años, cogen tremendas rabietas emprendiéndola a golpes con todo lo que les rodea.
Me viene un refrán que dice: "Del agua mansa me libre Dios, que de la otra ya me encargo yo"; bueno, pues a ponerlo en práctica. Según voy escribiendo, me viene la tranquilidad a los dedos; nada como expresar lo que una siente, para quitar oxígeno al fuego y que éste se apague. Queda el rescoldo, sí, pero no deja de ser una fuente de calor para mantener despierta la inteligencia y esa astucia que ya nos dijo el Señor que nos sería necesaria en la vida, porque los de las tinieblas siempre son más astutos: "Sed cautos como palomas y astutos como serpientes". Puesssss esssssoooo.
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