Un trocito de cielo
"Todo comenzó el día que descubrí que desde mi ventana sólo podía ver un trocito de cielo. Salí afuera y miré alrededor. Jamás pensé que fuera tan ancho o ni siquiera la mitad de alto".
Estos versos son el inicio una canción titulada "A piece of sky", de la banda sonora de la película "Yentl". ¿Cuántas veces nos conformamos con lo que tenemos, sin aspirar a nada mayor, mejor o que nos llene más? Es la triste realidad de aquellas personas que entierran su talento en el suelo por miedo a arriesgarse y así pierden la oportunidad de ganar mucho más de lo que tienen.
Todos venimos a este mundo con una serie de capacidades (talentos) y hemos de estrujarlos y sacarles todo el partido posible, ése es nuestro cometido, sobre todo si somos creyentes. No podemos quedarnos en la mediocridad de "cumplir", cuando podemos ser todo lo que queramos ser y llegar a todos los lugares posibles, a todas las personas posibles con la inmensa y buena noticia del Evangelio. Creo que la comodidad es uno de los mayores pecados, la pereza, el "no me apetece" o el "es que estoy a gusto así". Debemos aspirar a mejorar en todos los aspectos de nuestra vida, no conformarnos con ese pedacito de cielo que vemos desde nuestra ventana, sin preguntarnos qué pasaría si saliéramos al exterior.
"Si puedes volar, entonces ¡planea!" es otro verso de la canción: si puedes hacerlo, lánzate, no lo pienses, estudia eso que quieres, aprende todo lo que puedas, realízate como persona, entrégate a los demás sin reservas, ama sin reservas, perdona sin reservas. Ánimo, que Dios está contigo, y con su ayuda lo podemos todo, no habrá nada ni nadie que nos lo impida. Con Él todo es posible, de su mano somos prácticamente invencibles porque confiamos en que no nos va a pasar nada, porque si ponemos nuestros proyectos en sus manos, ya se las arreglará para ayudarnos y siempre saldrán las cosas mucho mejor de lo que pensamos.
El mismo San Pablo, en su primera carta a los Corintios dice "ambicionad los carismas mejores", justo antes de comenzar el conocidísimo "Himno a la Caridad", así que no podemos quedarnos en lo que tenemos, en ese "perímetro de confort", pensando que lo de fuera es malo o nos puede hacer perder lo que tenemos. "Quien no está dispuesto a perderlo todo, no está preparado para ganar nada". Dejarlo todo para seguirle merece la pena, porque es cuando lo ganamos todo. Ese salto al vacío, ese salto de fe que supone dar el "sí" definitivo a Dios, lleva consigo el vértigo y el miedo del "pero y si..." y, lo reconozco, cuesta mucho trabajo darlo. Sin embargo, una vez que se da el paso adelante, con los ojos cerrados y confiados en que no nos vamos a caer, comprobamos que es cierto, que no sólo no nos caemos sino que Él nos ha cogido en brazos. Cuando éramos niños, con qué seguridad íbamos en la bici si sabíamos que nuestro padre nos iba sujetando del sillín para no irnos al suelo. Pues en esto se trata de lo mismo: la seguridad de que Dios nos sujeta para que no caigamos al suelo y, además, nos insufla todo el valor necesario para sacar adelante nuestras tareas, para saber sonreír a tiempo, callar a tiempo, consolar a tiempo, amar a tiempo, perdonar siempre.
Estos versos son el inicio una canción titulada "A piece of sky", de la banda sonora de la película "Yentl". ¿Cuántas veces nos conformamos con lo que tenemos, sin aspirar a nada mayor, mejor o que nos llene más? Es la triste realidad de aquellas personas que entierran su talento en el suelo por miedo a arriesgarse y así pierden la oportunidad de ganar mucho más de lo que tienen.
Todos venimos a este mundo con una serie de capacidades (talentos) y hemos de estrujarlos y sacarles todo el partido posible, ése es nuestro cometido, sobre todo si somos creyentes. No podemos quedarnos en la mediocridad de "cumplir", cuando podemos ser todo lo que queramos ser y llegar a todos los lugares posibles, a todas las personas posibles con la inmensa y buena noticia del Evangelio. Creo que la comodidad es uno de los mayores pecados, la pereza, el "no me apetece" o el "es que estoy a gusto así". Debemos aspirar a mejorar en todos los aspectos de nuestra vida, no conformarnos con ese pedacito de cielo que vemos desde nuestra ventana, sin preguntarnos qué pasaría si saliéramos al exterior.
"Si puedes volar, entonces ¡planea!" es otro verso de la canción: si puedes hacerlo, lánzate, no lo pienses, estudia eso que quieres, aprende todo lo que puedas, realízate como persona, entrégate a los demás sin reservas, ama sin reservas, perdona sin reservas. Ánimo, que Dios está contigo, y con su ayuda lo podemos todo, no habrá nada ni nadie que nos lo impida. Con Él todo es posible, de su mano somos prácticamente invencibles porque confiamos en que no nos va a pasar nada, porque si ponemos nuestros proyectos en sus manos, ya se las arreglará para ayudarnos y siempre saldrán las cosas mucho mejor de lo que pensamos.
El mismo San Pablo, en su primera carta a los Corintios dice "ambicionad los carismas mejores", justo antes de comenzar el conocidísimo "Himno a la Caridad", así que no podemos quedarnos en lo que tenemos, en ese "perímetro de confort", pensando que lo de fuera es malo o nos puede hacer perder lo que tenemos. "Quien no está dispuesto a perderlo todo, no está preparado para ganar nada". Dejarlo todo para seguirle merece la pena, porque es cuando lo ganamos todo. Ese salto al vacío, ese salto de fe que supone dar el "sí" definitivo a Dios, lleva consigo el vértigo y el miedo del "pero y si..." y, lo reconozco, cuesta mucho trabajo darlo. Sin embargo, una vez que se da el paso adelante, con los ojos cerrados y confiados en que no nos vamos a caer, comprobamos que es cierto, que no sólo no nos caemos sino que Él nos ha cogido en brazos. Cuando éramos niños, con qué seguridad íbamos en la bici si sabíamos que nuestro padre nos iba sujetando del sillín para no irnos al suelo. Pues en esto se trata de lo mismo: la seguridad de que Dios nos sujeta para que no caigamos al suelo y, además, nos insufla todo el valor necesario para sacar adelante nuestras tareas, para saber sonreír a tiempo, callar a tiempo, consolar a tiempo, amar a tiempo, perdonar siempre.
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