He touched me
Continuamos con las canciones, porque yo no concibo la vida sin música. Ella ha llenado los mejores momentos de mi vida y por eso forma parte de mí, de mi ser. Es uno de los mejores regalos que me ha hecho Dios y cada canción que he aprendido o escuchado es capaz de llevarme hasta el momento concreto en que ocurrió aquello...
El título de esta confesión de hoy es una canción que he oído a Barbra Streisand (qué voz, Dios mío, ojalá yo cantara la mitad de bien que ella). Recomiendo oírla y atender a la letra que se entiende bastante bien si se sabe algo de inglés. El título, como digo, me lleva hasta un momento veintiséis años atrás, cuando Él me tocó. Fue ese instante en el que dos almas conectan, en el que nada vuelve a ser como antes porque ha ocurrido algo que marca un punto de inflexión en la vida y que te abre los ojos hacia un horizonte nuevo. De repente, ves a las personas de otra manera, tú te ves distinto, el mundo es más grande, más bello, más luminoso y todo, absolutamente todo, se llena de sentido, incluso el mayor de los sinsentidos.
Ayer estuve en una misa por el padre de un buen amigo y en la homilía nos dijo el sacerdote que, gracias a Dios, a su inmenso amor por nosotros, todo en la vida cobra sentido, incluso la muerte, porque deja de ser algo oscuro y terrible y se convierte en el paso que nos lleva a ver a Dios cara a cara. Es cierto, para un cristiano la muerte se convierte en eso: un lugar de paso que nos lleva hacia la verdadera vida, la que no termina, la vida sumergida en el gozo inmenso de su Amor, un Amor que es mucho más fuerte que la muerte, como nos dice el Cantar de los Cantares (por cierto, recomiendo su lectura para los que disfruten con la poesía). Un Amor en el que todos podremos gozar de una felicidad eterna junto a Dios.
Aquel día (primer día de mi verdadera relación con Cristo) todo lo viejo murió en mí y nació lo nuevo. Él hizo nuevo mi día y mi noche, mi vida y mis muertes, mi ser y mi alma. Comenzó el resto de mi vida porque él me escogió y me llamó por mi nombre para seguirle y compartir la mejor de las aventuras: llevar a todo el mundo la inmensa y buena noticia del Amor de Dios que llena mi vida desde entonces.
He touched me and suddenly nothing is the same.
El título de esta confesión de hoy es una canción que he oído a Barbra Streisand (qué voz, Dios mío, ojalá yo cantara la mitad de bien que ella). Recomiendo oírla y atender a la letra que se entiende bastante bien si se sabe algo de inglés. El título, como digo, me lleva hasta un momento veintiséis años atrás, cuando Él me tocó. Fue ese instante en el que dos almas conectan, en el que nada vuelve a ser como antes porque ha ocurrido algo que marca un punto de inflexión en la vida y que te abre los ojos hacia un horizonte nuevo. De repente, ves a las personas de otra manera, tú te ves distinto, el mundo es más grande, más bello, más luminoso y todo, absolutamente todo, se llena de sentido, incluso el mayor de los sinsentidos.
Ayer estuve en una misa por el padre de un buen amigo y en la homilía nos dijo el sacerdote que, gracias a Dios, a su inmenso amor por nosotros, todo en la vida cobra sentido, incluso la muerte, porque deja de ser algo oscuro y terrible y se convierte en el paso que nos lleva a ver a Dios cara a cara. Es cierto, para un cristiano la muerte se convierte en eso: un lugar de paso que nos lleva hacia la verdadera vida, la que no termina, la vida sumergida en el gozo inmenso de su Amor, un Amor que es mucho más fuerte que la muerte, como nos dice el Cantar de los Cantares (por cierto, recomiendo su lectura para los que disfruten con la poesía). Un Amor en el que todos podremos gozar de una felicidad eterna junto a Dios.
Aquel día (primer día de mi verdadera relación con Cristo) todo lo viejo murió en mí y nació lo nuevo. Él hizo nuevo mi día y mi noche, mi vida y mis muertes, mi ser y mi alma. Comenzó el resto de mi vida porque él me escogió y me llamó por mi nombre para seguirle y compartir la mejor de las aventuras: llevar a todo el mundo la inmensa y buena noticia del Amor de Dios que llena mi vida desde entonces.
He touched me and suddenly nothing is the same.
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