Under my skin

Así dice una preciosa canción de Cole Porter: "I've got you under my skin/ I've got you deep in the heart of me" (Te llevo bajo mi piel/te llevo en lo más hondo de mi corazón). Palabras de amor, una auténtica declaración de intenciones, de pasiones y de impotencia ante un amor que nos arrolla y no nos da tregua para pensar ni para recuperarnos del primer envite, cuando ya nos ha dado el segundo: "Don't you know, little fool, you never can win?" ("¿no te das cuenta, tontito, que nunca puedes ganar?"). Y es que, cuando viene derecho -como decía mi abuela- y firme hacia ti, poco puedes hacer. El amor es así: te elige, te enfila y ¡hala! a por ti, "but why I should try to resist when, baby, I know so well: I've got you under my skin?" ("pero, ¿por qué debería resistirme cuando, cariño, sé tan bien que te llevo bajo mi piel?").
Esto, que ocurre en el amor humano en esos primeros tiempos en que la química entre las personas lleva la voz cantante y nos mangonea y mueve casi sin poder resistirnos, también ocurre cuando se tiene un verdadero encuentro con Cristo. Recuerdo esa primera vez (esa "Galilea" que decía el Papa Francisco en la primera Vigilia Pascual que presidió como Obispo de Roma), cuando me lo encontré cara a cara. Fue hace mucho tiempo, pero cada vez que lo recuerdo no puedo evitar un escalofrío de gozo: aquella pequeña capilla, aquel altar con la inscripción en latín ("tradidit seipsum"), sola, los ojos fijos en el Sagrario y las lágrimas junto a aquel "Sí, sí y, siempre, sí." Fue el primer día de muchos que vinieron después, una historia de amor que aún dura y que cada día, gracias a Él, es más fuerte y sólida. Ayer comentaba con mi mejor amigo las palabras de San Pablo que han sido mi bastón de apoyo en los momentos más difíciles: "Te basta mi gracia". Cuatro palabras, sólo cuatro, que pueden sostener una vida entera, que de hecho la sostienen porque encierran otras dos palabras (cinco letras y un espacio en medio) que llenan toda una vida, que implican toda una vida, que dan sentido y nueva luz a todas las cosas, que iluminan el túnel más oscuro, que consiguen que cada día despierte con una sonrisa, que pueda transmitir a los demás la alegría y el gozo de ser cristiana, de estar loca, irremediablemente enamorada de Cristo, porque I've got him under my skin, deep in the heart of me.

Comentarios

Entradas populares