Las grandes cosas

Andamos por el mundo pendientes de los grandes acontecimientos que tienen lugar a nuestro alrededor y a veces nos sentimos tan pequeños, tan frustrados porque no somos capaces de alcanzar semejantes logros, que se nos olvida algo esencial: que lo verdaderamente importante, lo que hace que nuestra vida sea plena de sentido y lo que de verdad trae la felicidad a nuestro alrededor no es lo grande, sino las cosas pequeñas de cada día, como oí en labios de Gandalf en la película "El Hobbit": "Sáruman opina que sólo un gran poder puede contener el mal, pero no es eso lo que yo he aprendido. He aprendido que son los detalles cotidianos, los gestos de la gente corriente los que mantienen al mal a raya, los actos sencillos de amor".
No puedo estar más de acuerdo con esa afirmación. Los actos sencillos de amor: el "buenos días" al cruzarnos con un vecino, o con esa persona a la que todas las mañanas vemos a la misma hora cuando vamos al trabajo, la sonrisa sincera que acompaña ese saludo, o con la que llegamos al trabajo o a casa al volver de él; sí, también podemos entrar con un "ya estoy en casa" acompañado de una gran sonrisa porque, al fin y al cabo, hemos vuelto a nuestro hogar, a nuestro refugio, ese sitio tan especial donde tenemos nuestro corazón y nos sentimos a salvo y a gusto.
Las pequeñas cosas de cada día son las que nos hacen la vida más agradable, las que nos demuestran que somos queridos por quienes nos rodean: el dar las gracias por cada cosa que te facilita tu tarea dentro y fuera de casa, el pedir perdón por las cosas más pequeñas, pero que también duelen aunque sea muy poquito, y que dejan marca en nuestro corazón. El tener en cuenta al otro antes de hacer algo que puede afectarle en mayor o menor medida y, precisamente por eso, pedirle permiso antes de hacerlo, "¿te importa si...?" "Gracias". Esas tres cosas son las que el Papa Francisco aconseja a las familias para que sean signo y testimonio de amor en el mundo. ¿Que son cositas? Sí, pero son grandes cositas que pueden hacer que cambie la sociedad, porque la familia es la célula que forma la sociedad. Hay una frase atribuida a la Madre Teresa que dice: "Si quieres la paz en el mundo, empieza por tu familia". Creo que no hace falta ni comentarla. Así que, ¡hala! a ponerla en práctica.

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