Gratuidad

Una  palabra que se usa poco hoy en día, y mucho menos se lleva a la práctica lo que significa: hacer algo porque sí, porque quiero hacerlo y sin pedir ni esperar nada a cambio.
En esta sociedad de consumo, utilitarista, que sólo valora aquello de lo que puede sacar beneficio ya sea monetario o de cualquier otra clase, quien hace algo así es, cuanto menos, incomprendido, y lo que más le suele ocurrir es que lo califiquen de tonto, o que algún listo intente aprovecharse de él.
Y es que no se comprende el verdadero significado de la palabra amor. Sí, tal y como lo están leyendo: si hay una característica que define el amor, pero el de verdad, es la gratuidad, el "amar a fondo perdido" sin esperar siquiera ser correspondido por el otro. Esa es la gran pérdida de nuestra sociedad, porque si no es capaz de amar, de buscar el bien de los demás de forma desinteresada, está condenada al desastre en que se está convirtiendo. El "tanto tienes, tanto vales" se ha transformado en "si no saco nada de ti, ¿para qué te quiero? No te necesito". De esta afirmación, tan dura y tan real a la vez, nace el más puro y descarnado egoísmo que ha plantado sus reales entre nosotros, y por el que todos nos dejamos llevar en mayor o menor medida, y si no lo hacemos, es que somos tontos o no sabemos lo que es la vida.
Por desgracia, muchos no tienen ni idea de lo que de verdad tiene valor en la vida, de lo que de verdad es capaz de colmarte de gozo, de hacer que se te expanda el corazón en el pecho y tu alma sonría sin parar. El amor de verdad, el gratuito, el que no busca nada del otro, sino que lo ama porque sí, porque "soy feliz sólo porque existes y te conozco", ése amor es el que de verdad puede hacernos capaces de las mayores heroicidades y el que nos llena de alegría y de esperanza. Y no me refiero sólo al amor de pareja, sino al amor en general, al que podemos sentir por un amigo o al que se debe sentir dentro de la familia, por los padres, por los hermanos. "Te quiero porque quiero quererte, porque te conozco y sé tus virtudes y tus defectos, porque no quiero que cambies si no entiendes que debes hacerlo, porque te acepto con tus berrinches y tus ronquidos, porque a tu lado me siento feliz, y sólo quiero que seas feliz".
"La medida del amor es amar sin medida", pues yo añado que también hay que hacerlo gratis. Dios nos enseñó la medida de su amor cuando nos envió a su Hijo para demostrarlo, y su Hijo nos lo demostró quedándose entre nosotros para siempre y enviándonos a un defensor, al Espíritu Santo, al que poco caso le hacemos, pero que ahí está cuando lo buscamos.
Amar es gratis, ser amado también lo es. Hagamos que sea una realidad y conseguiremos cambiar el mundo.

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