Comodidad

Cuando se llevan ya bastantes años escuchando que “se acabó la chispa”, “se nos rompió el amor” y otras frases por el estilo, una no puede menos que preguntarse por la verdad que se esconde detrás de esas expresiones, que intentan dar una explicación al fin de una relación matrimonial.
¿Por qué se rompe un matrimonio? Puestos a buscar razones, sólo se me ocurre que, al igual que la boda, la ruptura también es cosa de dos. No se trata de buscar quién tiene más metros de culpa o quién puso más de su parte para hacer que la cosa saliera bien. Ahora no voy a hablar de los matrimonios que ya no tienen solución, sino de los que aún siguen adelante, caminando juntos, con problemas graves o no tan graves, pero que continúan tirando del mismo carro.
En estos tiempos, todo el mundo reconoce ya la falta de paciencia y de esfuerzo de muchas parejas a la hora de afrontar los problemas diarios. La comunicación es escasa o nula y, con estos mimbres, no podremos tejer ningún canasto. Se ha dicho muchas veces que la comunicación, el diálogo en la pareja es algo esencial: diálogo para tratar temas laborales, educación de los hijos, relación afectivo-sexual de la propia pareja… diálogo para todo.
Recuerdo una frase del profesor Dumbledore a Harry Potter: Vivimos un tiempo en el que tenemos que elegir cada momento entre hacer lo que es correcto o lo que nos es más cómodo” (J.K. Rowling, Harry Potter y la Cámara Secreta). Creo que es muy cierto; sería bueno que cada uno mirásemos dentro de nuestro corazón e hiciéramos memoria de esos momentos en que ha habido problemas en la pareja por cualquier motivo, cualquier discusión tonta –todas lo son en el fondo- y pensemos si hicimos lo correcto o lo que nos fue más cómodo. Se trata de buscar los fundamentos reales de nuestra vida y actuar en consecuencia con ellos. Los que nos llamamos seguidores de Cristo sabemos cómo hay que hacerlo. Él nos lo indicó.
Creo que una buena actitud sería la que nos cuenta este breve relato que recibí hace ya un tiempo y que transcribo: Un día, un hombre sabio y piadoso pidió al cielo una respuesta. El hombre aquel encabezaba un grupo de misioneros que oraban por la paz del mundo, para lograr que las fronteras no existieran y que toda la gente viviera feliz. La pregunta que hacían era: ¿Cuál es la clave, Señor, para que el mundo viva en armonía?
Entonces, los cielos se abrieron y después de un gran estruendo, la voz de Dios les respondió: la claves es … comodidad
¿Comodidad, Señor? ¿qué quieres decir con eso?
Dios respondió: La clave para un mundo pleno es: “comodidad”. Es decir, así como yo os di, dad vosotros a vuestros prójimos. Como di, dad vosotros fe; como di, dad vosotros esperanza; como di, dad vosotros caridad. Como di, sin límites, sin pensar en nada más que dar, dad vosotros al mundo y el mundo será un paraíso.”
Ánimo y a seguir adelante con la hermosa tarea de mostrar al mundo que es posible implantar el Reino de Dios en la tierra.

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