¿Seguro que no son nada?

Dice el tango que "veinte años no es nada", pero yo creo que sí lo son, ¡y un montón!. Sin embargo, hay personas que están tocadas por un don especial de Dios que las capacita para que esa frase sea verdad, una realidad tan gratificante y plenificante para los que la vivimos, que convierte en gozosa realidad esa frase: veinte años no son nada:
No son nada como no lo fueron para aquel hijo pródigo que, con cabeza gacha, estómago vacío y harapos, cayó en la cuenta, reconoció su culpa, decidió cambiar y se puso, alegre a pesar del peso que llevaba en su conciencia, en camino hacia la casa de su padre, que lo esperaba en el camino y le perdonó y restituyó antes de que el pobre hijo, contrito, pudiera terminar aquel precioso discurso de perdón que elaboró durante todo el camino hasta llegar a casa.
No son nada como no lo fueron tampoco aquellos hombres con los que convivió aquella mujer samaritana que se encontró "por casualidad" con Jesús en el pozo; que sólo cuando habló con Él y Él mismo le dio el agua viva, ya no tuvo más sed y salió corriendo a su pueblo para contar lo que había vivido.
No son nada como tampoco lo fueron aquellos años de pecado de María Magdalena, cuando también "por casualidad" se encontró en su camino con Jesús: "Anda, vete y no peques más", ¿cómo iba a volver a pecar después de conocerle a Él? ¡Imposible!. Una vez que conoces de verdad al que es Camino, Verdad y Vida, veinte años, ¡un siglo! no es nada a su lado porque todo tiempo pasado y disfrutado con él parece poco, apenas nada. El tiempo se detiene cuando te postras ante Él delante de un Sagrario y eres capaz de hacer silencio en ti (con todo lo que cuesta eso hoy), y le dejas que sea Él quien te hable, o simplemente que esté en silencio a tu lado. Dice San Pedro en una de sus cartas que para Dios mil años son como un día y un día como mil años, o sea, que Dios es el Señor del tiempo, por eso, junto a Dios, sí que es verdad que veinte años no son nada. Sean lo que sean veinte años, yo pienso pasar los que me queden (espero que sean más de veinte, sinceramente) con Él.
¿Y tú?

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