Encuentros, desencuentros y reencuentros

Dicen que cuando una puerta se cierra, una ventana se abre. En mi últimamente agitada vida, estoy teniendo de todo: a raíz de un brutal desencuentro que me llevó a descubrir la auténtica paz interior gracias al amor incondicional de Dios y de mi propia familia, me he encontrado con unos amigos que ya tenía pero de los que desconocía su gran amor hacia mí. No era consciente de haber calado tanto en sus vidas, no me tengo por nadie tan importante como para que se hayan volcado de esa manera conmigo (y aún lo están haciendo todos ellos, algo que no podré agradecer suficiente ni en mil vidas). Creo que una de las cosas que estoy aprendiendo a hacer es dejarme querer por los que me aman; dejarme ayudar es algo que siempre me ha costado trabajo, pero estoy aprendiendo a hacerlo porque es una manera de corresponder al amor de los demás hacia mí.
Gracias a ese desencuentro que digo, también me he reencontrado con personas a las que conocía desde hace muchísimos años, pero con las que perdí el contacto por uno u otro motivo, y ha sido un reencuentro gozoso, como si nos hubiéramos visto ayer pero con años de ganas por vernos. En concreto, una amistad que ha sido un poco "Guadiana", que aparecía y desaparecía por avatares ajenos a nosotros, a pesar del profundo amor que nos tenemos y que, después de los años, ahí estaba, con algunas telarañas por el paso del tiempo pero igual de lozano cuando se le ha quitado el polvo de encima.
También me he encontrado con personas nuevas, a las que he conocido y que, gracias a la nueva perspectiva que me da el optimismo y la paz interior, he visto con ojos distintos a como lo habría hecho hace tiempo, con mis prejuicios y mis tinieblas en el corazón.
Y es que la vida es eso: encuentros, desencuentros y reencuentros. Pero de todos ellos, el mayor ha sido con Dios Padre, con el que me he sentido -literalmente- como el hijo pródigo de la parábola que cuenta San Lucas. Un padre que, sin dejarme hablar para pedirle perdón, me ha abrazado fuerte y cálidamente, me ha puesto un vestido de fiesta chulísimo y me ha organizado una puesta de largo con pancarta y banda de música ante toda la comunidad.

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